La nueva psicopatología (IV): “El ser perfecto”

Psicopatología

Hoy volvemos con una nueva entrega de la nueva psicopatología. Recordad que la idea de esta clasificación no es simplemente describir un conjunto de síntomas que no dejen posibilidad de maniobra a las personas que lo padecen.

El objetivo es crear un compendio de psicopatología con un común denominador: su curación pasa por que el paciente haga algo diferente en su vida. Pueden ser grandes o pequeños cambios, da igual, lo importante es que sea algo diferente a lo que está haciendo… porque lo que está haciendo no le funciona para curarse.

La enfermedad del “ser perfecto”

Señora de 50 años*, separada o viuda desde hace más de 20, con tres hijos y cuatro nietos pequeños. Ha trabajado toda su vida en lo que le iba saliendo, siempre cumpliendo con el horario o echando horas extras. Nunca ha cogido una baja aunque la fiebre llegara a 40 º

Vive con dos de sus hijos, el pequeño porque no encuentra trabajo y tampoco parece buscarlo y la mayor, que ha regresado al hogar después de una separación traumática y con ella se trae a su hijo de 5 años.

Esta señora ayuda además a su vecina, que tiene una rodilla mal y no puede encargarse de la compra así que todas las semanas carga con varias bolsas hasta el cuarto (sin ascensor) para que a su vecina no le falta de nada.

Nunca ha pedido nada a cambio ni nadie le ha dado las gracias. ¿por qué acude esta señora a consulta?

Normalmente para pedir ayuda para sus hijos o sus nietos (que por supuesto no quieren acudir a consulta). La queja nunca vendrá hacia sí misma. Ella es un ser perfecto…a ojos de los demás: una mujer fuerte, echada para adelante y que puede con todo.

Nadie le ha dado nunca las gracias pero ella nunca se ha negado a nada, ni ha reivindicado su espacio propio. Así, su familia y amigos la ven como una especie de superwoman que no necesita nunca ayuda, que nunca enferma ni nunca se queja. Se han acostumbrado tanto a que esté siempre disponible que han dejado de valorarla.

Sin embargo, ante la pregunta ¿a ti quién te cuida? se derrumba y esa armadura de perfección desaparece y deja paso a  la insatisfacción, los sentimientos de inferioridad y a la sensación de ser transparente. Aparece la queja de que los demás son unos ingratos y que ya no puede más. En realidad, lleva mucho tiempo sin poder más y, si preguntamos, seguramente esté sobreviviendo a base de ansiolíticos y antidepresivos.

¿Cómo ayudar a que este ser perfecto deje de serlo? Ella quiere seguir ayudando a los suyos pero quiere también un espacio para sí misma o, incluso que la ayuden a ella.

Asumir que ella no puede solucionarlo todo, entender que para poder cortar mejor la leña “hay que afilar el hacha de vez en cuando” y ayudar a expresar todo esto sin que sus familiares y vecinos se alarmen ni se enfaden es una de las maniobras que habrá que hacer en terapia para que la paciente se cure de esta enfermedad.

¿Qué cambios tiene que hacer? El primer paso sería cuidarse a sí misma, construir una realidad en la que ella se vea a sí misma como ve a sus hijos o a su vecina. ¿qué necesita? ¿qué le gustaría hacer? Que se vea como una persona con necesidades y no sólo con deberes.

Cambiar despacio para no asustar a los demás (ni a sí misma). Pequeños despistes, excusas baratas (el psicólogo me ha dicho que haga…) para permitirse cuidarse y dejar de cuidar.

Trabajar la pena por no poder ayudar a todo el mundo, asumir que no todo depende de ella pero a pesar de eso, sigue siendo importante. Ayudarla a construir nuevas relaciones con sus conocidos más allá de la ayuda, conseguir que le hablen para algo más que para pedirle cosas.

Al fin y al cabo, el objetivo último de toda terapia es el de construir una realidad diferente en la que el problema del paciente no tenga
cabida.

*Sobra decir que este caso es completamente inventado. Además, hemos puesto a una mujer como ejemplo porque suele ser lo más habitual pero los hombres tampoco están libres de caer en esta enfermedad.

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