¿Qué es la terapia breve?

Psicoterapia, Terapia individual

Algunas veces cuando los clientes llaman a nuestra consulta para pedir una cita, previamente han echado un vistazo a nuestra página web. Así saben que hacemos Terapia Breve. Y algunos nos preguntan qué es. Recuerdo la primera vez que escuché la pregunta y recuerdo sorprenderme por lo fácil que es transmitir a las personas cuál es nuestra forma de trabajar.

Creo que esta facilidad está relacionada con la esencia de este tipo de terapia: vamos a ayudarte a resolver el problema que traes a consulta, lo haremos sin ponerte una etiqueta y sin necesitar remontarnos a tu infancia.

Lo haremos contando contigo, con tu experiencia y con tus recursos y lo haremos lo antes posible porque si nos centramos en lo que tú quieres cambiar, en cómo has intentado cambiarlo hasta ahora y en tu potencialidad para lograr finalmente el ansiado cambio.

Grosso modo, podemos decir que la frase anterior define qué es la Terapia Breve.

Si tuviese que resumir las claves de la Terapia Breve en unas pocas palabras éstas serían:

  • Objetivos
  • Cambio
  • Presente
  • Recursos propios.

Objetivos

Cuando un cliente llega a nuestra consulta lo primero que hacemos es intentar definir los objetivos que quiere lograr viniendo a terapia (realmente, en muchas ocasiones lo primero que preguntamos es si ha habido algún cambio desde que pidió la consulta hasta el momento de la primera sesión… pero sobre el cambio pretratamiento quizás os hablemos en otro post).

Así, trabajar de forma adecuada la definición de los objetivos es fundamental porque serán ellos quienes nos guíen durante el tratamiento. Nos dirán de dónde partimos y a dónde queremos llegar y nos permitirán ir evaluando si el trabajo que estamos haciendo es o no correcto. Igualmente, cuando el cliente alcance sus objetivos podremos decir que la terapia ha sido exitosa.

Presente

¿Y dónde comenzamos ese camino que nos marcan los objetivos? Pues ni más ni menos que en el momento en que el cliente nos marca. Es decir, en el presente más o menos inmediato que el cliente relaciona con su problema.

Es decir, desde la Terapia Breve no necesitamos remontarnos al pasado del paciente, a su más tierna infancia, para comenzar la terapia. Porque no queremos comprender los motivos por los que alguien hace o no hace algo, lo que queremos es ayudarle a cambiar lo que está suponiendo una interferencia para él en su vida, lo que está siendo una fuente de malestar. Y para ello no necesitamos comprender el origen del problema, lo que necesitamos es investigar las condiciones en que se manifiesta el problema y, sobre todo, las posibles soluciones del mismo.

Recursos propios

Y para investigar las posibles soluciones del problema del paciente lo mejor es partir de sus propios recursos, porque los tiene. Puede que nuestro cliente se haya atascado a la hora de solucionar el problema por el que acude a pedir nuestra ayuda.

Pero eso no significa que no sea capaz de resolver sus problemas, que no tenga capacidades para hacerlo. Lo más probable es que las soluciones que haya puesto en marcha hayan pasado a formar parte del mantenimiento del problema. Y así nuestro cliente se ve enredado entre su problema y la solución que pone en juego.

Las soluciones alternativas que debemos explorar con nuestro paciente deben tener en cuenta su idiosincrasia, sus habilidades y recursos. Si le proponemos algo que no tiene que ver con él, no funcionará. Si le proponemos algo que encaja en su filosofía de vida, por lo pronto, se animará a probarlo y vivirá eso que le estamos proponiendo no como algo ajeno que le propone un profesional, sino como algo suyo.

Cambio

¿Y qué puede suceder si nuestro paciente se anima a probar una solución alternativa a su problema? He aquí el momento del cambio. A través de las distintas tareas que podemos proponer a nuestro cliente, como decimos, siempre basándonos en su filosofía de vida, éste comenzará a realizar cambios en su modo de afrontamiento del problema objeto de consulta.

De alguna manera, logramos dos cosas. Por un lado, si la solución que nuestro cliente estaba empleando estaba formando parte del mantenimiento del problema, al dejar de ponerla en práctica y al comenzar a usar una solución distinta, rompemos ese círculo vicioso conformado por el problema y la solución intentada.

Por otro, como nuestra terapia intenta centrarse en la búsqueda de soluciones desde el primer minuto, ya en la primera sesión se potencia el cambio y se trabaja en positivo, construyendo con nuestro cliente, a través de un lenguaje común, alternativas para su malestar.

Obviamente la Terapia Breve esconde muchos más misterios. El cambio pretratamiento que nombrábamos antes, el diseño de las tareas, el elogio y su correcta utilización, las bases de la relación terapéutica…

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