LO QUE LE OCURRE A LA MAYORÍA DE LAS/LOS PSICOTERAPEUTAS CUANDO VEN A SU PRIMER PACIENTE
En 2007 me mudé a más de 1000 km de mi familia para empezar a trabajar como residente de psicología clínica.
Estaba motivadísima, leía un montón de libros, entraba cada dos por tres en foroPIR, etc. Quería empezar ya de ya a evaluar, diagnosticar y tratar a los pacientes.
Menos mal que tuve un par de supervisoras que me frenaron.
Me dijeron: mira, primero lo que tienes que hacer es observar cómo trabajamos nosotras. Luego, cuando pasen unos meses (¡MESES!), podrás llevar tú una primera entrevista mientras nosotras estamos a tu lado.
Bien, pasaron los meses, vi un montón de pacientes y un buen día, Laura, mi supervisora, me dijo, ¿te apetece llevar tú el siguiente nuevo?
¡Vale! Le contesté, aunque por dentro me moría de miedo ¿y si no doy la talla? ¿y si digo algo que moleste al paciente?…
Entró el paciente, un hombre de cuarenta y pico con el brazo escayolado. Comencé muy decidida la entrevista, le pregunté un montón de cosas pero…. me iba dando cuenta de que no sabía muy bien qué decir ni qué preguntar. Saltaba de un tema a otro sin ningún sentido, no profundizaba en ningún tema y hasta hubo varios silencios incómodos.
Cuando el paciente se fue no tenía ni idea de a qué había venido. Laura me dijo que no había estado mal, pero que necesitaba tener una guía de preguntas en la mente para no entrevistar como “pollo sin cabeza.”
Por lo visto, lo que me había pasado a mí era normal, pero no lo había leído en ningún libro. Hasta entonces, los manuales que había consultado presentaban a pacientes muy ordenados, que responden adecuadamente a todas las preguntas, que no se van por las ramas, no lloran ni te miran con cara de angustia suplicando que les des una solución.
Pero todo esto NO LO SABES hasta que no te enfrentas a tu primer paciente.
Poco a poco fui mejorando, aprendiendo e interiorizando un esquema mental de entrevista real. Con él en la cabeza, me resulta sencillo no perder el foco y sé en qué me tengo que centrar para que la entrevista sea útil para la persona que acude a consulta.
Vengan con el problema que vengan.
Este es el esquema que te quiero presentar en el curso sobre Primera Entrevista en Psicología.
Ahora podría hablarte de que sólo con mi curso gratuito aprenderás a manejarte con todo tipo de pacientes, y que vas a ser una/un terapeuta fantabuloso y todos te van a adorar.
No. No quiero insultar a tu inteligencia. Eso no se puede conseguir con un solo curso.
Con este curso tampoco conseguirás una acreditación como psicoterapeuta, no creo que ningún curso sin práctica deba hacerlo.
Pero sí que creo que es una buena manera de empezar y que seguro te va a ayudar a resolver más de una situación complicada en consulta.
En el curso Primera Entrevista en Psicología aprenderás:
Cuáles son las dos habilidades que hay que cultivar para ser un buen psicólogo/a.
Cuáles son las 5 preguntas que utilizamos en una primera entrevista.
Cómo terminar una sesión con buen pie.
Hola,
Me llamo Cristina Veira y trabajo desde hace un montón como psicóloga clínica. Esto quiere decir que llevo más de una década haciendo psicoterapia casi a diario.
El espíritu docente me viene de familia y ahora, además de atender pacientes, ayudo a otras/os terapeutas para que su trabajo se vuelva más eficaz.
Menos abandonos, más altas.
Para mí, la psicoterapia es como cocinar entre dos (o más si es terapia de pareja o familiar). Para que la receta salga bien, no vale solo con leer el manual: hay que ponerse de acuerdo con la otra persona sobre lo qué cocinar, si tiene alguna intolerancia, si sabe manejar un cuchillo, quién hará de pinche y quién de chef…etc.
Por eso, si nos limitamos a seguir el manual, puede que obtengamos algo difícil de digerir.
Así que si te apuntas al curso, recibirás también un email diario para ayudarte a mejorar tu práctica clínica. En ellos también te ofreceré mis cursos y servicios. (Si te cansas de los emails, te das de baja y ya está, al curso podrás seguir accediendo igualmente).
¿Con ganas de más? Echa un vistazo al blog de psicología.