Los últimos cinco meses de residencia me los pasé en una Unidad de Salud Mental. Mi trabajo era igual que el de un adjunto, salvo por la menor carga asistencial. Cada día veía dos primeras consultas y con eso iba llenando el resto del día.
Como sólo tenía 5 meses, mi idea era hacer psicoterapia breve, para así no tener que derivar pacientes cuando me fuese.
El caso es que tuve a una familia que la tenía atravesada. Aparentemente, habían acudido por un motivo “sencillo”. El chico mediano de 13 años (eran 3 hermanos) se negaba a dormir en su cuarto y todas las noches iba con sus padres y con su hermana pequeña, con la que colechaban los padres. Como no cabía en la cama, le habían puesto un colchón en el suelo y así dormía la mayoría de las noches.
Creo que hice de todo: exploré excepciones (que las había), soluciones intentadas, hablé con los padres a solas, con el chico a solas, con los tres juntos… y nada cambiaba. Igual mientras lees esto, se te ocurre una solución o una hipótesis. Bien, casi con seguridad que la intenté y fracasó. Estaba en un callejón sin salida.
Entonces llevé el caso a mi supervisor, con el que me reunía todas las semanas para comentarle los casos que iba teniendo. Fui casi con un poco de apuro porque me parecía que era un caso sin complicaciones y que debería saber resolverlo yo sola.
(Aclaro: el chico y la familia no tenían mayores problemas que este de dormir).
Mi supervisor me hizo ver que había una estrategia que no había probado todavía: la intervención paradójica. Me sugirió que los reuniese a los tres (padre, madre e hijo) y les dijese algo así:
“En realidad, con quién duerme cada uno y dónde es una cuestión cultural, si a vosotros no os molestase, no habría ningún problema. Marcos (nombre ficticio) es un chico sano e independiente, que va a dormir fuera con sus amigos, es buen estudiante y además colabora en casa. Así que en principio, el que duerma con vosotros no es signo de alarma.
Sin embargo, tú (por la madre), señalaste algo que sí me ha llamado la atención, que es que el colchón donde duerme Marcos es muy pequeño y está gastado. Esto sí que puede suponer un problema para su espalda.
Por lo tanto mi recomendación es la siguiente: o bien compráis un colchón nuevo para que pueda dormir mejor o bien podéis apretaros un poco más en la cama y que Marcos duerma con vosotros.”
A la siguiente sesión acudió sólo la madre para comentarme que Marcos empezó a dormir en su cama desde el mismo día que tuvieron la última consulta. Por lo visto habían tenido una discusión en la cual la madre se negaba a gastarse dinero en un colchón nuevo y Marcos se negaba a dormir con sus padres. Así que la única solución que les quedó fue que Marcos se fuese a su habitación a dormir.
Han pasado años y sigo sin saber bien por qué Marcos no dormía en su cama ¿celos? ¿abusos? ¿miedos? todo lo fuimos descartando. Pero sí supe cómo solucionarlo y gracias a mi supervisor.
Mira que no leí veces en libros el tema de la ilusión de alternativas, la connotación positiva del síntoma, la normalización, etc. Pero a veces, la cabeza no consigue establecer la conexión entre esa teoría y el paciente que tenemos delante.
Esta vez, pude tener un final feliz en las sesiones pero no siempre es así.
Un saludo,
Cristina
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