Sorpresa, las psicólogas somos personas. Como tales, no somos lineales, no siempre estamos igual.
Por eso, a mí me ocurre de vez en cuando, tengo la sensación de que soy un desastre de psicóloga. Que todos mis pacientes abandonan, o que son complicados, o que no mejoran.
Otras veces me ocurre lo contrario, pienso que soy muy buena y que estoy ayudando a un montón de gente.
Y las otras, la mayoría, mi sensación es que soy del montón, que ni fu ni fa. En la media.
Pero yo sé que solo son sensaciones y que no me debo fiar de ellas. Lo más seguro es que estén condicionadas por mi estado de ánimo, por el tiempo o por alguna noticia ajena a mi trabajo.
No son realistas. Son sensaciones.
Por eso hago una cosa.
Recopilo datos: cuántos pacientes he atendido, de qué tipo, qué ha ocurrido con ellos (abandonos, altas, etc.).
Así puedo tener una medida un poco más objetiva que mis sensaciones. Tardé años en hacer esto y me arrepiento de no haber empezado antes. Así podría tener una gráfica de mi evolución como psicoterapeuta.
Una pena.
Por eso te recomiendo que empieces cuanto antes. Aunque solo tengas dos o tres pacientes en tu agenda. No importa. Puedes empezar a recopilar datos.
Y así ver si tienes que mejorar en algo o especializarte en algún tipo de paciente con el que seas más eficaz que el resto.
También puede servirte para publicar, o para ver si necesitas ayuda con algo.
Por ejemplo, hace un par de años nos dimos cuenta de que los pacientes que venían por los anuncios de Google tenían más probabilidades de abandonar que los que venían recomendados.
Esto nos dio una pista de que si vienen por Google, igual tenemos que incidir más en la alianza terapéutica.
Esto es un ejemplo, podría poner más.
Así que mi consejo del día: mide tu rendimiento.
Un saludo,
Cristina
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