El otro día tuve una noche de insomnio, de esas en las que me desvelo a las cuatro de la mañana y voy escuchando todas las horas en punto que da la iglesia de al lado.
El caso es que mientras estaba en la cama descansando el cuerpo porque la mente iba por otro lado, pensaba: “al menos hoy no voy a tener que atender a nadie.”
Me acordé de aquella vez que una compañera PIR le explicaba a un amigo-no-psicólogo que no siempre estamos escuchando como si estuviéramos en consulta porque ese tipo de escucha requiere un esfuerzo muy grande por nuestra parte, que de cañas no se puede hacer.
Me acordé también de cuando empecé a ver pacientes, lo agotada que me quedaba después de cada sesión y cómo veía a los facultativos ver 6 o 7 seguidas sin despeinarse.
Me acordé también de cuando murió mi tía y, en mi ingenuidad, pensé que podía atender un par de pacientes como si nada hubiera pasado, hasta darme cuenta en mitad de una sesión que estaba pensando más en mi tía que en la persona que tenía enfrente.
Esa madrugada me dio por reflexionar en todas las veces en las que fui menos eficaz porque no me estaba cuidando. Pensé que nuestro trabajo se parece al de las taxistas: ellas tienen que cuidar de su coche, echarle gasolina, lavarlo, cambiarle el aceite, etc. Si no, el coche se les puede estropear en mitad de un servicio y quedar mal ante el cliente.
Nosotras un poco igual, sólo que nuestro coche somos nosotras mismas, y si no nos cuidamos lo suficiente, podemos tener “una avería” en mitad de una sesión.
Por otro lado, repasé todas las veces que he decidido cuidarme para estar mejor. Cuando decidí no coger pacientes a partir de cierta hora, ni atender los sábados. Cuando decidí que en vez de aprovechar y trabajar una horita antes de que se despierten los niños de la siesta, voy a tumbarme en el sofá a dormir, ver la tele o leer un poco. Cuando decidí que durante las vacaciones escolares no iba a escribir en el blog o cuando decidí tomarme al menos una mañana libre al mes para no hacer nada.
Cuidarme me hace ser mejor profesional, entro en la consulta con ganas y con la mente más despejada. Cuido de mi coche todos los días. Y si hay picos de trabajo, que los hay, procuro eso, que sean picos y que no se conviertan en el ritmo habitual.
También estoy atenta los días en los que voy un poco pasada de revoluciones para cambiar de marcha y no quemarme. Por ejemplo, esa noche sin dormir, no atendí pacientes pero tenía que trabajar igualmente. Bueno, como sabía que no iba a estar al 100% decidí primero descansar y luego trabajar, aunque fuese menos tiempo. Me cundió más así que no trabajar toda la jornada (esto son ventajas de la privada y trabajar por cuenta propia pero también se puede adaptar a otro tipo de trabajos).
Llevo 30 minutos leyendo y releyendo todo lo que he escrito en este post y la verdad, no sé si me gusta o no, no sé si le puede servir de algo a alguien o no. A modo de resumen teórico, las ideas que quería transmitir son:
- Cuidarse y descansar nos hace ser mejores profesionales.
- Todas en algún momento nos creemos por encima de nuestras capacidades.
- Es bueno conocer nuestros límites para no quedarnos sin gasolina.
- Si metemos la pata, aprendemos del error y vuelta a empezar.
Te agradezco mucho el tiempo y esfuerzo que hiciste para escribir estas líneas, si embargo el leerlo me hizo reflexionar (aun que ya lo sepa y sentirme identificada, crear consciencia y hacer cambios sin culpabilidad, que en ocasiones me sucede 🙁 ).
Saludos desde México, colega!!!
quede fascinada con tu comentario, gracias muchas gracias por tan bello mensaje al cual le llamaré ” el semáforo en rojo”, ese detente para evaluar nuestras propias situaciones como psicoterapeutas son las mejores y reconfortantes momentos para entrar en contacto con nuestro yo …. un abrazo muy fraterno desde colombia
Totalmente de acuerdo con lo que expresas. Para ayudar a los demás, debo empezar por cuidarme y ayudarme yo misma, pues no se da de lo que no se tiene y en nuestro caso como terapeutas, es preferible ser coherentes.
Un abrazo fraterno desde Colombia.
¡Hola, Cristina!
Aunque uno sabe que debe cuidarse, a veces lo va uno posponiendo.
gracias por tomarte el tiempo para compartir tu reflexión, que bien me hace.
Saludos, desde la maravillosa ciudad de México