Los 5 retos del PIR

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Ahora que ya ha pasado el examen y que ha salido la plantilla con las respuestas correctas y el plazo de las impugnaciones ha pasado, es hora de que los aspirantes a PIR os toméis un respiro.

Ya solo toca esperar.

Mientras tanto ¿qué os parece que os cuente los retos a los que me enfrenté durante la residencia? Porque no todo son ventajas, claro está.

La residencia no deja de ser un trabajo, así que si es la primera vez que accedes al mercado laboral con este contrato de PIR (como me sucedió a mí) tendrás que aprender no sólo a adaptarte a este puesto de trabajo particular sino a tener un trabajo en general.

Es un cambio gordo pasar de ser estudiante mantenida a trabajadora por cuenta ajena.

El PIR requiere de una serie de habilidades por parte del residente que si no las trabaja, puede que lo pase peor de lo esperado. Os cuento 5 aspectos que hay que tener en cuenta para superar la residencia con alegría.

Capacidad de adaptación

Dicen que las personas más felices son las que mejor se adaptan a las nuevas situaciones. La residencia es el momento ideal para practicar y practicar estas habilidad.

Como dije, no sólo te tienes que adaptar a un puesto de trabajo, ¡sino que ese puesto de trabajo cambia a los pocos meses, o como mucho al año! El PIR consiste en pasar por los distintos dispositivos del sistema de saludo donde trabaja un psicólogo. Esto tiene algo muy bueno, te aporta mucha información sobre tipos de pacientes, terapias, etc.

Pero claro, cuando ya empiezas a estar a gusto en un sitio, es cuando toca marcharte y empezar de nuevo. Así durante cuatro años. Así que si eres de los que no te gustan los cambios…toma dos tazas.

Trabajo en equipo

En una privada como mucho trabajas con tu compañera pero en un hospital público si no te relacionas con todo el mundo, estás perdido. Con todo el mundo no me refiero a psiquiatras y enfermeras, me refiero a todo el mundo: médicos, residentes, personal administrativo, auxiliares, limpieza, etc.

No vale eso de encerrarse en tu despacho y ya está: hay reuniones de equipo, protocolos, pacientes comunes, etc.

Yo he pasado por equipos que funcionaban mejor y otros peor pero por muy mal que se lleven entre ellos, algo de trabajo común tienen que hacer, es inevitable. Así que para evitar disgustos, mejor aprender a trabajar en equipo cuanto antes.

Mente abierta

Cuando empecé la residencia estaba entusiasmada con la terapia familiar y tenía unas ganas tremendas de “verla en acción”. Pero para mi sorpresa resulta que fui a dar a un hospital con una corriente psicoanalítica bastante fuerte, con alguna que otra pincelada cognitivo-conductual.

Mi mapa siguió siendo sistémico durante toda la residencia pero eso no me impidió aprender nuevas formas de terapia y sacar conclusiones positivas de todas ellas.

El PIR no es el momento de “cerrarse en banda” con un solo mapa rígido sino que es la oportunidad perfecta de completar tu formación con el mayor número posible de formas de ver la psicoterapia. Luego ya llegará el momento de especializarte.

Saber el lugar que ocupas

Me explico. Creo que yo tardé dos años en creerme que era psicóloga y que era capaz de ayudar a la gente. Dos años en empezar a tener cierta idea de lo que estaba haciendo.

Recuerdo que pensaba que cómo me iba a tomar alguien en serio si todavía había gente que me preguntaba que a qué instituto iba.  Iba con gafas a trabajar porque pensaba que así tenía un aire más profesional. Con eso os lo digo todo.

Lo mejor de todo es que no estaba sola, un montón de compañeros (médicos incluso) me comentaban que tenían los mismos miedos que yo. Supongo que para eso está el PIR, para darte la confianza suficiente en que eres un buen profesional y, aunque te quede mucho por aprender, puedes hacer un buen trabajo.

Eso sí, también he visto el extremo opuesto: gente que nada más empezar ya pensaban que lo sabían todo y luego tenían dificultades para aceptar críticas o aprender técnicas nuevas. El camino que tienen que recorrer estas personas es el mismo que yo hice, pero en sentido inverso y bajar es más difícil que subir, creedme.

 Conformarse

Cuatro años pasan muy rápido, cuanto te des cuenta ya no serás residente y los demás profesionales te verán como un igual. Si no aprovechas bien este tiempo, perderás una gran oportunidad de aprender.

Sin embargo, el aprendizaje no termina cuando terminas la residencia.

A veces me da la impresión de que la gente piensa que el PIR es el fin y nada de eso. No es el fin, es el principio de todo. Los que llevamos ya varios años con el título de especialista te lo podemos confirmar.

El PIR no es el fin, es el principio

Es como decir que la vida se acaba en la adolescencia. Cuando uno en esa edad, parece que ya no hay nada más pero los adultos sabemos que no es así.Hasta aquí el post de hoy. Si te ha gustado compártelo con quien quieras y habrás hecho tu buena acción del día.

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3 Comentarios

  1. Muy interesante.
    Me hallo ahora mismo en plena "investigación" para ver dónde hago la residencia (se admiten consejos y sugerencias) y la verdad es que es un paso de gigante que creo que todavía no he asimilado.

    • Gracias, me alegro que te haya gustado. Como consejo que admites, te diría que llames a todos los hospitales que puedas y que te hagas un ranking según el puesto en el que hayas quedado (si has quedado de 8, los ocho primero. Si de 50, pues los 50 mejores).
      Enhorabuena por la plaza y a por la nueva aventura. Te aseguro que no te arrepentirás.

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