El otro día iba yo paseando por la calle cuando un chico me saluda muy alegremente. Reaccioné rápido y le devolví el saludo a tiempo por lo que el chico no se dio cuenta de que no tengo ni la más remota idea de quien era. Cinco minutos más tarde caí en que se trataba de mi carnicero. Al verlo sin su uniforme y sin un mostrador delante no lo reconocí, ¿os ha pasado esto alguna vez? Si respondéis que sí, es que habéis vivido en vuestras carnes la importancia de las marcas de contexto.
El término “marcas de contexto” se utiliza en psicología para hablar de todos aquellos detalles que definen la relación terapéutica con un paciente. Desde el lugar físico de la consulta hasta la duración de la misma, la frecuencia, su gratuidad (o no), etc.
Si trabajamos para otros, bien sea en un gabinete privado o bien en la sanidad pública, es probable que muchas de las marcas de contexto nos vienen dadas, tanto al paciente como al profesional. De esta forma, el psicólogo solamente tiene capacidad de maniobrar con un par de marcas como la duración y la frecuencia de las consultas (en ocasiones ni eso). Esto tiene una parte positiva, que uno no tiene que pensar en todos los detalles que marcan la relación terapéutica pero tiene una clara desventaja que es que, al no ser nosotros los que decidamos en qué condiciones queremos trabajar, puede que no estemos cómodos con el contexto.
En cambio, cuando decides dar el paso y montar una clínica por tu cuenta, tienes un sinfín de posibilidades para elegir: si tiene que haber mesa o no, si la mesa ha de ser redonda o cuadrada, si hay que cobrar por adelantado o al final, si hay que usar escalas o no y así un largo etcétera. Digamos que las marcas de contexto son el disfraz de psicólogo y si lo haces tú te lo puedes hacer a medida. Sin duda es mucho más trabajo pero también más reconfortante.
Los cuatro aspectos más importantes que hay que tener en cuenta a la hora de confeccionar nuestras marcas de contexto son los siguientes:
- Honorarios. Determinar un precio con el que no se caiga en la competencia desleal pero resultar lo suficientemente justo para los pacientes no es tarea fácil. Es necesario hacer una previsión de los gastos y de cuántas horas necesitaríamos trabajar para cubrirlos.
- El espacio de consulta. Desde la decoración, hasta la forma de la mesa de trabajo (o incluso la existencia de dicha mesa). La decoración y disposición del espacio irá en función del público al que orientemos las consultas. Por ejemplo: si vamos a trabajar con niños, contar con unas sillas y mesas a su altura o juguetes varios dará a entender que contamos con un espacio para ellos en exclusiva.
- El equipo. Nosotras trabajamos en equipo, pero hay gente que lo hace en solitario. Es una decisión que hay que tomar y barajar bien los prosy los contras.
- La frecuencia y la duración de las sesiones. He conocido psicoanalistas que ven a sus pacientes hasta 4 veces semanales y otros psicólogos que se manejan con una frecuencia de una sesión mensual. Para todos los gustos y colores.
En definitiva, las marcas de contexto dan seguridad tanto al paciente como al terapeuta. Pensad que la psicoterapia no está muy arraigada en España y mucha gente no sabe lo que se va a encontrar cuando toma la decisión de acudir a consulta. Es más, puede que haya ido a otro psicólogo que trabaje de manera totalmente diferente a la tuya por lo que es importante explicarle de antemano cuál es nuestra forma de hacer psicoterapia. Además, contarle al paciente que acude a consulta unas marcas de contexto claras, ayuda al terapeuta a irse metiendo en ese disfraz de psicólogo del que hablábamos en el párrafo anterior.
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