El otro día vino a una cuarta sesión una pareja. Ella, nada más sentarse me dijo: “No te hemos hecho caso en nada.”
¿Qué harías tú en esta situación?
En realidad, era una buena noticia ya que la tarea que les había pedido era “prohibirles tener relaciones sexuales”. No me hicieron caso y ahora estaban mejor. La sesión giró en torno a lo que habían hecho para estar mejor y qué podían seguir haciendo para continuar así.
Sin embargo, no siempre nos pasa esto. A veces las personas acuden a una segunda o tercera consulta y nos dicen que están peor y que no han hecho nada de lo que les sugerimos.
¿Qué podemos hacer entonces? Una de dos: o echarles la culpa a ellos y etiquetarlos de “resistentes al tratamiento” o cambiar nuestro enfoque o nuestra manera de decir las cosas.
Por supuesto, preferimos la segunda opción porque nos deja más margen de maniobra. Todavía está en nuestra mano el poder ayudarlos.
Un saludo,
Cristina
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