5 errores de la comunicación de pareja

Psicopatología

Muchas de las parejas que llegan a nuestra consulta nos cuentan que tienen problemas de comunicación. Puede parecer un tópico. De hecho choca que ya algunos clientes te lo digan directamente con esas palabras: “tenemos un problema de comunicación”. La manera en la que una pareja se comunica nos puede indicar cómo están de bien (o de mal) juntos. Las palabras de nuestra pareja pueden hacernos llegar mensajes de cariño y de comprensión, pueden hacer que nos sintamos seguros, pueden lograr que riamos a carcajadas… pero una sola y única palabra a veces también puede desencadenar una auténtica batalla campal.

Veamos los 5 errores que más nos encontramos en la consulta que cometen las parejas a la hora de comunicarse.

No asumir la responsabilidad

Con frecuencia las parejas hablan de tal manera que transmiten su falta de responsabilidad en relación a algún hecho o acontecimiento, principalmente, negativo. ¿Os suenan frases del tipo “me enfado porque tú has dicho…”? Todo este tipo de frases (tú me haces sentir, pensar, creer, hacer…) lo que transmiten a nuestra pareja es que no estamos asumiendo la responsabilidad de la cuestión que estamos tratando.

Y si la responsabilidad no es nuestra… ¿de quién va a ser? ¡Pues de nuestra pareja! Así se convierte en el culpable de todos los males: de que nos enfademos, de que nos sintamos tristes o frustrados, de que creamos que iba a hacer algo que no ha hecho, de que le gritemos… ¿Qué nuestras emociones negativas pueden ser también responsabilidad nuestra? ¡En absoluto! Todo el poder de la relación lo tiene el otro que puede generar en nosotros una amplia gama de emociones negativas.

 

“Yo soy así”

Una variante de no asunción de responsabilidad que vale para todo. Incluso para acudir a la terapia y negarse a hacer cualquier esfuerzo para cambiar las cosas. “Yo es que tengo un carácter muy fuerte”, “Yo soy así desde siempre y la personalidad de cada uno no se puede cambiar”, “Yo nací desordenado”…

¿Cuántas de éstas has escuchado alguna vez?

Cuando recurrimos al “yo soy así” negamos la posibilidad de cambio. Como si nuestras conductas fueran el resultado de alguna especie de ente divino o de gen todopoderoso que nos ha condenado a no poder cambiar nunca jamás absolutamente nada. Nos posicionamos como víctimas del destino, de nuestra herencia, de la vida… Y como víctimas asumimos un rol pasivo, de no responsabilidad, de no afrontamiento de las dificultades que tenemos con nuestra pareja.

 

Consejos vendo…

… que mi pareja no me ha pedido. Otra gran frase que todos conocemos bien: ¿Por qué no…? “¿Por qué no eres más firme con el niño? Seguro que así te haría más caso”, “¿Por qué no le dices a tu jefe que no estás de acuerdo con eso? Si no dices lo que piensas luego no puedes quejarte…” “¿Por qué no le sigues el juego a mi madre? Si tú eres más lista que ella y sabes que no tienes que entrarle al trapo” Hemos podido vivir en nuestras propias carnes como este tipo de frases suponen irrefrenables detonantes de grandes discusiones. Sí, incluso en la consulta.

Este tipo de mensajes suelen darse en situaciones en las que nuestra pareja no nos ha pedido consejo. Y ahí estamos nosotros, escuchando como nos cuenta un problema que ha tenido con su jefe o viendo como intenta acostar al niño sin éxito, y ofreciendo un consejo de forma banal y peligrosa. Y es que lo que transmitimos es algo así como “¿por qué no haces esta cosa tan sencilla que obviamente yo sí haría?” Transmitimos un mensaje de desvalorización, juzgando a nuestra pareja de no ser capaz de ocuparse de cuestiones cuya gestión es sencilla.

Porque si no está empleando las soluciones que nosotros vemos claramente como sencillas y eficaces es porque no es capaz de hacerlo ni de ver cuáles son esas soluciones tan maravillosas… ¿Qué otros motivos podría tener?

 

Recriminar

Define nuestra RAE la recriminar como “reprender, censurar a alguien su comportamiento, echarle en cara su conducta”. Nosotras podríamos definirlo como la llave que abre la caja de Pandora en la comunicación de una pareja.

Puede que estés cargado de razón y que tu pareja sea la culpable de que se os haya inundado la cocina porque lleva meses diciendo que llamaría al fontanero para que mirase la lavadora y no lo ha hecho. Pero aún con el agua mojándote los zapatos, como le eches en cara que esto no hubiera pasado si hubiese hecho lo que dijo que iba a hacer… el culpable del desastre acabarás siendo tú. ¡Magia!

Y es que cuando recriminamos algo a nuestra pareja lo que hacemos es activar toda una serie de emociones negativas en ella que invalidan toda posibilidad de razonamiento lógico. Ya no estamos hablando de la llamada que no se hizo al fontanero sino de la rabia y el rechazo que hemos generado en nuestra pareja al intentar que se sintieran responsables por no haber actuado correctamente.

Y esto no generará la asunción de la responsabilidad. Ni mucho menos. Nuestra pareja tendrá una reacción de rechazo emocional que la llevará a distanciarse del problema o a entrar en conflicto. Ya tenemos la caja de Pandora abierta de par en par.

 

Quiero que quiera…

Este tipo de mensajes son una trampa sin escapatoria para la pareja. Consisten en frases del tipo “Quiero que mi pareja comprenda que es importante tener la casa limpia y ordenada”. Es decir, quiero que mi pareja se someta libremente a mi voluntad. Así, si manifiesto mi deseo y mi pareja accede a ordenar sus cosas me enfado. ¡Es que no ha salido de él! No vale porque lo ha hecho porque yo se lo he pedido, porque se ha sentido obligado a hacerlo, porque me he enfadado… Y aquí viene la trampa: si no accede a ordenar sus cosas, ¡también me enfado! Porque no comprende mis necesidades, mis deseos… Así, pase lo que pase el resultado es un círculo vicioso del que resulta complicado salir airoso.

 

Como puedes ver, el modo en que una pareja se comunica es un área de exploración importante en la terapia. Analizar la comunicación verbal y no verbal de la pareja, las incongruencias entre ambas o el tipo de lenguaje que usan nos va a permitir comprender una parte sustancial de su funcionamiento y así poder trabajar los cambios necesarios para la relación mejore.

Hoy nos hemos centrado en los errores de comunicación más frecuentes que nosotras nos encontramos en las parejas con las que trabajamos. ¿Queréis saber cómo solucionarlos? Para eso tendréis que esperar al próximo post.

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