Una de las grandes preocupaciones de los padres que van a tener un segundo bebé es saber cómo lo encajará el hijo mayor. ¿Tendrá celos? ¿querrá a su hermano? ¿le hará daño? ¿sufrirá por su nuevo puesto en la familia? ¿le gustará ser el hermano mayor? Aquí os dejamos 10 consejos para evitar que los hermanos mayores se celen cuando llega el pequeño.

No todos los hermanos mayores tienen celos de los pequeños por lo que asumir sin más que va a tener celos es un gran error.

Todo el mundo tiene derecho a un mal día. No interpretes todas las conductas negativas de tu hijo en función de los celos. Aunque te parezca increíble, la vida de tu hijo mayor no gira en torno a la llegada de un hermanito y pueden sentirse triste o enfadado por muchas otras razones.

Si pensamos que todo lo malo que hace o dice es porque tiene celos, podríamos estar ante una profecía autocumplida en la que de tanto repetirle que lo que le ocurre es que tiene celos, o actuando como si los tuviera,  los acabe teniendo de verdad.

¿Te ha pasado alguna vez que entráis en una sala y todo el mundo se calla? ¿A que tenías la sensación de que estaban hablando de ti o que te estaban ocultando algo importante? Pues si los adultos somos capaces de darnos cuenta de esto, los niños también se dan cuenta de cuando les ocultamos algo.

Así, solo se sentirán excluidos de un acontecimiento importante de la familia al que tiene el mismo derecho que todos a participar.

Estás alegre, no evites demostrarlo, tu hijo puede sentirse contagiado por la alegría y no tiene por qué sentir celos.

No hay gasto de energía más inútil que intentar forzar algo que solo puede ocurrir de manera espontánea. Los sentimientos de amor (y de odio) entran dentro de esta categoría. No puedes forzar a tu hijo a querer a su hermano. Si lo intentas, lo único que consigas es que empiece a estar resentido contigo y con su nuevo hermano. 

No le obligues a darle un beso o a acariciarlo si a tu hijo mayor no le apetece, dale tiempo, todo llegará.

…en un lenguaje que él pueda entender, claro. La naturalidad es la clave. Si perciben que le ocultamos algo, se volverá desconfiado. Recuerda que los niños no son impertinentes, son curiosos y que el funcionamiento del cuerpo humano es una de las cosas que más interés despierta en los niños. Por cierto, si no sabes algo, reconócelo, no pasa nada y busca con él la respuesta.

Por lo general, a todos los niños les gusta ver sus fotos de cuando eran pequeños y que sus padres les cuentes anécdotas de esa época. Gracias a las fotos podrá entender mejor lo que va a pasar cuando nazca su hermano, cómo será de pequeño, qué cosas podrá hacer y qué no. Es una buena forma de establecer un diálogo en el que seguro que te va a escuchar. 

Es quizás el consejo más difícil de seguir porque un recién nacido en casa absorbe mucho tiempo pero es importante que el niño perciba que sigue teniendo un espacio en la familia. Aprovecha los ratos que está el pequeño dormido para jugar con el mayor o divídete con tu pareja para que cada uno esté con uno.

Una buena forma de pasar tiempo con tu hijo mayor es que te ayude a vestir al pequeño, a bañarlo, etc Déjale que juegue un poco con él (si le apetece), que le hable, que le ponga caras graciosas, etc. Recuerda que son dos desconocidos que tienen que aprender a convivir, déjalos que empiecen a relacionarse desde el primer momento. 

Aunque sea sentados en el sofá, pónselo en las piernas, siempre bajo tu supervisión por supuesto. Si tu hijo quiere coger a su hermano y es un buen momento, no se lo niegues pensando que le va a hacer daño. Dale instrucciones claras y sencillas (cuidado con la cabeza, etc) y confía en él.

Si efectivamente tu hijo dice sentirse mal por la llegada de su nuevo hermano, no niegues esos sentimientos ni le digas que eso no se dice. Con ello sólo conseguirás que te los oculte pero no que deje de sentirlos.

En cambio, puedes ayudarle a manejarlos. El primer paso es reconocerlos: “yo también me sentiría fuera de sitio en tu lugar” y después intentar solucionarlo “¿hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?” o “¿qué te parece si hoy te acompaño mientras te bañas?”

Si tu hijo mayor dice abiertamente que no soporta a su hermano, puedes convertir esta situación tensa en un momento de risas si dices algo como ¿”Como que no lo soportas? ayayay, ¿a que te muerdo esa barriga que tienes?” y mientras los coges y le empiezas a hacer cosquillas. Nunca subestimes el poder de una buena sesión de cosquillas.