Buscar culpables en terapia breve

Psicopatología

Él empezó primero.

O ella, o ellos, o ellas. Da igual. En casi todos los conflictos interpersonales siempre hay alguien que acusa al otro de haber iniciado la batalla. Para que te hagas una idea, ni las grandes potencias mundiales se libraron del “empezaste tú”. Y si no, lee un poco sobre la Guerra Fría y te darás cuenta enseguida de lo que te estoy hablando.

Las personas no podemos evitar establecer una secuencia “lógica” de los acontecimientos, forma parte de nuestra naturaleza humana, igual que la tendencia a clasificar y poner etiquetas al mundo que nos rodea.

Los expertos en la materia llaman a esto “puntuar.” Cuando somos bebés y aprendemos las nociones de causa y efecto, aprendemos también a puntuar: a decir cuál es el principio y cuál es el final de las cosas que nos pasan.

Igual que con las etiquetas, puntuar en sí mismo no es malo, es inherente a la condición humana. Lo perjudicial es cuando nos tomamos esas puntuaciones como verdades absolutas, y peor todavía es cuando los demás no están de acuerdo con nuestra forma de establecer la secuencia y también creen estar en lo cierto con su versión.

Ahí empiezan los conflictos: por el “tú empezaste primero” ¿Y sabes qué? Que es mentira: es imposible saber quién comenzó la pelea porque las relaciones no son lineales como queremos pensar, son circulares. No se puede llegar a conocer el verdadero inicio de una relación, porque hay tantos detalles en juego, tantas variables que no sabríamos cuál fue la que lo cambió todo.

Recuerdo que en su día me costó bastante entender este concepto de relación circular. De hecho la única vez que levanté la mano en aquella clase fue para preguntar precisamente esto. No podía entender que no hubiera ningún principio. Es como aquello de “Si Dios creó el Universo ¿quién creó a Dios?”. Nuestra mente está tan acostumbrada a crear historias lineales que es complicado cambiar el chip.

En realidad, todavía me cuesta un poco pero lo que sí sé ahora es que no importa. Lo que importa es saber que cuando hay un conflicto, buscar quién lo empezó es a veces inútil y es mejor centrar los esfuerzos en cómo solucionarlo.

Muchas madres son expertas en este tema y zanjan las peleas entre hermanos con un “Me da igual quién haya empezado, lo voy a terminar yo”. Creo que no hay una frase mejor que resuma la idea que estoy intentando transmitir.

¿Culpables o responsables?

A veces ocurre que vemos a personas en consulta que lo que quieren es que les demos la razón: que digamos quién empezó el conflicto y, por lo tanto, quién es el culpable.

Por suerte, no somos jueces y no estamos ahí para puntuar nada sino para encontrar soluciones al problema que tienen en el presente. Pero los psicólogos también somos humanos y como tales, tenemos nuestra tendencia a puntuar también, y corremos el riesgo de, sin darnos cuenta, designar culpables e inocentes.

Por eso es importante conocer el concepto de puntuar y saber que es algo que sólo está en nuestra mente, que es arbitrario y que por lo tanto, podemos darle la vuelta para encontrar una solución.

Las personas que vienen a consulta lo hacen porque su secuencia no les permite cambiar sin sentir que han sido derrotados o que ha perdido poder en el camino. Nuestro trabajo es hacerles comprender que en los conflictos familiares, es muy difícil establecer un único culpable de todo y lo mejor es comenzar a hablar de responsabilidades y de qué están dispuestos a hacer cada uno para mejorar la relación.

Tan sencillo y a la vez tan complejo ¿verdad?

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