La ropa del terapeuta

Cuestiones prácticas

 

Hace varios años pasé unos meses en Roma formándome en un centro de terapia familiar. La formación consistía en ver casos clínicos a través de un espejo y luego comentarlos entre todos los alumnos y el supervisor. Al principio los casos siempre los llevaba el supervisor pero al cabo de unas semanas, éramos los alumnos los que nos íbamos al otro lado del espejo para “enfrentarnos” con las familias.

Un día, un alumno (sí, era un chico) al que le tocaba entrar al día siguiente hizo una pregunta que me dejó pasmada porque yo jamás me la había planteado:

¿Qué ropa tengo que ponerme para atender al  paciente?

Personalmente, sí he dudado sobre qué ropa ponerme para salir a la calle pero nunca me había parado a pensar en que mi forma de vestir podría influir en la alianza terapéutica.
Pensándolo mucho, hay una condición fundamental que debe cumplir la ropa del terapeuta: que el paciente no se acuerde de ella. Es decir, lo ideal sería vestir de tal manera que nuestras prendas no llamen la atención. La razón es bien sencilla: como terapeutas queremos que nuestros pacientes se fijen en lo que les decimos y en cómo se lo decimos. Si están distraídos mirando esa camisa hawaiana no van a atender tanto a nuestro discurso.

Otra razón de peso para llevar ropa que no nos incluya en ninguna tribu urbana es que si lo hacemos así, podríamos hacer sentir incómodo a algún paciente o hacerles creer que tenemos unos valores o juicios determinados. Por ejemplo si vamos vestidos con un atuendo muy clásico, la mujer que tenemos delante se va a cortar en contarnos que ha abortado, por miedo a que la censuremos por ello.

Soy consciente de que la ropa no tiene nada que ver con la forma de pensar pero si nos ahorramos tener que demostrarle esto mismo a las personas que acuden a consulta, mucho mejor.

Una última condición que tiene que cumplir la vestimenta del terapeuta es que este se tiene que sentir cómodo con ella. Hay psicólogos que literalmente se disfrazan y tienen una ropa para trabajar y otra para su tiempo libre. En principio, me parece una idea estupenda siempre y cuando se sienta cómodo con la ropa del trabajo. La razón es parecida a la anterior: el terapeuta tiene que centrarse en la sesión y si está pensando en lo raro que está llevando corbata (por ejemplo) pues no podrá estar al 100%.

La gran decisión: la bata blanca

 

Un tema aparte es cuando trabajamos en un sitio donde nos obligan a llevar bata o uniforme. Personalmente las batas no me gustan por una sencilla razón: todas las que he llevado me quedaban muy grandes por lo que nunca pude sentirme cómodas con ellas. Así que tenía que hacer un esfuerzo extra por abstraerme de mi propia imagen metida en una bata gigante para poder poner “toda la carne en el asador” en la sesión.

Hay terapeutas a los que no les gusta llevar bata por una cuestión ideológica. La bata es el paradigma del modelo médico de enfermedad mental y que en nuestra profesión no tiene más función que la de marcar una jerarquía entre el profesional y el paciente.  En cambio, otros psicólogos están encantados de llevarla porque significa un grado de igualdad entre ellos y los demás profesionales sanitarios (psiquiatras especialmente).

Así que mientras muchos psiquiatras han luchado durante años por quitarse las batas, ahora muchos psicólogos son los que las reivindican.  Lo malo de la bata es lo que apuntaba un poco más arriba, que el paciente presuponga una determinada línea de pensamiento en el terapeuta y que se abstenga de decir según qué cosas por miedo a ser juzgado. En cambio, lo bueno de la bata es que no tienes que pensar en lo que ponerte cada día y si todo el mundo en tu trabajo la lleva, pasa a ser una prenda anodina más que no llama la atención.

¿Vosotros os vestís de forma diferente para trabajar? ¿qué pensáis de la bata?

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8 Comentarios

  1. Personalmente, no me gusta. Me la pongo y me la quito depende de las circunstancias. Por ejemplo, el otro dia se me olvido y el paciente casi me hace complice de su adiccion…creia que podria estar de acuerdo con el…

    • Hablas de la bata ¿no? Si uno está muy acostumbrado a llevarla, aunque no le guste, es como su uniforme y si te la quitas, ya no eres capaz de ponerte en "modo terapeuta"

  2. Personalmente, no me gusta. Me la pongo y me la quito depende de las circunstancias. Por ejemplo, el otro dia se me olvido y el paciente casi me hace complice de su adiccion…creia que podria estar de acuerdo con el…

  3. Hay razones objetivas para usarla e ideologicas mas objetivas para no hacerlo. En cuanto a la ropa, desde luego, formal.

    • Yo con ropa muy formal me sentiría incómoda y haría bien mi trabajo, creo que cada uno debe ir com más cómodo esté sin que la ropa llame la atención

  4. Hay razones objetivas para usarla e ideologicas mas objetivas para no hacerlo. En cuanto a la ropa, desde luego, formal.

  5. bueno en lo personal no me gusta la bata, sin embargo tiene un objetivo esencial dentro del espacio terapéutico debido a que cuando no estamos con ella no podemos ejercer ese espacio o visión profesional según el pensamiento del paciente, ademas creamos una persección de profesional, que es importante, bueno yo hago lo siguiente la primera hasta la segunda sesión me pongo la bata para que el paciente sepa que esta con una persona profesional y se sienta segura en saber que le podrá ayudar con su problema, luego prescindo de la misma para generar espacios de confianza y poder generar las debidas técnicas de terapia dependiendo de las circunstancias y situaciones.

  6. La bata blanca desde mi punto de vista le está hablando al paciente de enfermedad y va a acentuar la necesidad de un diagnóstico clínico, no estoy de acuerdo en lo absoluto en el hecho de usarla a no ser que trabajes en un hospital psiquiátrico y necesites hacer énfasis de mando y de control

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