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Soluciones ineficaces para el acoso escolar.
KiVa es un juego de palabras: es el acrónimo de “Kiusaamista Vastaan” (contra la intimidación) y además significa agradable, amistoso, bueno, guay en finés. Así, la escuela KiVa es una escuela contra la intimidación y también un lugar seguro y agradable para todos.
La eficacia del método se basa en la prevención de manera que se actúa sobre los espectadores, logrando que se posicionen contra el acoso y que, llegado el caso, apoyen a la víctima y no fomenten el acoso. Se busca un cambio de actitudes y de actuación de los alumnos para lograr una convivencia respetuosa.
Frente a la popularidad de los acosadores y el estatus o los valores morales que tienen el 17% de los alumnos que defienden a las víctimas, KiVa proporciona a los espectadores pasivos herramientas que les permiten solidarizarse con las víctimas sin tener que recurrir al valor que no tienen, por ejemplo pudiendo informar de posibles problemas sin convertirse en chivatos (hay un buzón virtual para contactar de manera anónima).
Con el trabajo preventivo en la dinámica de la clase se consiguen grupos que previenen la intimidación. Porque no se trata de cambiar al chico tímido o menos popular, susceptible de ser víctima, ni al chulito o al guay que va a encontrar un aliciente en intimidarle. Pero la popularidad asociada a ser cruel deja de tener valor si toda la clase está en contra de estas conductas. Además, cuando se detecta un caso de acoso, no se castiga al acosador, no se le obliga a pedir perdón en público. Se dialoga con él para que entienda cómo afectan sus conductas a los demás y se potencia la colaboración en tareas grupales en las que participa su víctima.
¿Cómo consigue esto KiVa?
Se trata de un programa estructurado, que ofrece a los profesores herramientas y procedimientos específicos. Se divide en unas acciones generales y unas acciones específicas.
Las acciones generales van dirigidas a todos los alumnos de la escuela y tienen como objetivo influir en las normas del grupo, enseñar maneras constructivas de comportarse y ayudar a los alumnos a asumir su responsabilidad en las posibles situaciones de acoso (no fomentar el acoso y apoyar a la víctima).
Las acciones específicas están dirigidas a situaciones en las que se ha detectado un caso de acoso y se vehiculan a través de reuniones individuales y en grupo entre el equipo KiVa de la escuela y los alumnos involucrados. En estas reuniones, se anima a los compañeros a apoyar a la víctima.
Aunque el programa está siempre presente, durante tres edades concretas (que oscilan entre los 6-9, 10-12 y 13-16 años) los alumnos reciben clases específicas sobre KiVa dentro de su horario escolar. Igual que tienen clase de matemáticas o de lengua, tienen 10 lecciones de KiVa. En ellas aprenden, por ejemplo, a diferenciar entre una pelea ocasional y acoso o a identificar emociones en sus compañeros y a saber cómo se siente fijándose en su tono de voz o en su expresión corporal. Disponen de ejercicios, juegos y videojuegos, material de apoyo, hacen charlas con los padres… incluso algunas escuelas cuentan con un banco en el patio en el que puedes sentarte si estás triste y así los compañeros pueden acompañarte y preguntarte qué te pasa.
Hay un grupo de tres profesores que conforma el equipo KiVa. En los recreos siempre está presente uno de ellos, con un chaleco que lo identifica, disponible para los alumnos. Además, son quienes actúan si se detecta un caso de acoso encargándose de las acciones específicas que ya os hemos explicado. El apoyo a la víctima es fundamental, ayudando a que no se aísle, lo cual empeoraría la situación, sin culpabilizarla y nunca pretendiendo que cambie su manera de ser. No involucran directamente a los padres. Si tras las entrevistas individuales con víctima y acosador al cabo de una o dos semanas el problema persiste, entonces hablan con ellos.
Hablando de los padres. Forman parte también del programa, participando en charlas en las que se les explican cuáles son las señales de alarma que indicarían que sus hijos pueden estar sufriendo acoso escolar o infringiéndolo. También se les dan pautas de actuación, por ejemplo, en caso de que sus hijos sean víctimas de acoso se les explica que no deben culpabilizarlo, insistirle en que se defienda… se les recuerda que el equipo KiVa actuará como mediador en estos casos.
¿Eficacia del método KiVa?
La verdad que da un poco de vergüenza comprobar cómo se hacen las cosas fuera de este país nuestro. No salimos bien parados de las comparaciones. Os decíamos que para comprobar la eficacia de KiVa la Universidad de Turku hizo un estudio de tres años. Participaron 117 escuelas en las que se puso en práctica KiVa y 117 escuelas control. En total, 150.000 alumnos.
Contrastaron que el método KiVa reduce significativamente el acoso escolar denunciado por la propia víctima y disminuye las represalias (verbales, físicas y el ciberacoso). El 98% de las víctimas que participaron en reuniones con los equipos KiVa consideraron que su situación mejoraba.
En relación con los alumnos espectadores, aumenta los comportamientos positivos (por ejemplo, apoyan a compañeros de clase que están siendo acosados) y reduce los negativos (como reírse de alguien cuando está siendo acosado).
Pero no sólo eso. Quizás lo más interesante es que también produce efectos positivos en la apreciación que los niños tienen de la escuela, en su motivación académica y su rendimiento escolar.
Facilita el desarrollo de habilidades sociales y la interiorización de principios actitudinales para la convivencia. Aumenta la empatía. Se consigue reducir la ansiedad de los escolares y esto tiene un impacto positivo en la percepción que los chicos tienen sobre sus compañeros.
También tiene impacto en la percepción que tienen los estudiantes de sus profesores, a los que perciben claramente en contra del acoso. Además, los profesores refieren mayor eficacia percibida para gestionar los problemas de acoso escolar.
Es decir, en general, el bienestar en las aulas aumentó. No debemos olvidar que las relaciones con los iguales suelen ser destacadas por los niños y adolescentes como lo mejor de la escuela y una de las principales fuentes de apoyo social y emocional que encuentran en ella. Así, parece lógico pensar que si mejoramos esas relaciones a nivel grupal, el resto de los aspectos relacionados con la escuela también mejoren.
Cuando uno piensa en las diferencias que hay entre los planes educativos de Finlandia, sobre todo en las primeras etapas de escolarización, y además lee cosas como las relacionadas con el método KiVa entiende un poco más el éxito del país en las pruebas Pisa. Más allá del valor que podamos darle a dichas pruebas.
Mientras escribía estos post sobre acoso escolar y leía cosas sobre el método KiVa no podía evitar pensar también en el proyecto del Diálogo Abierto para el tratamiento integral de las psicosis, desarrollado también en Finlandia y avalado, como el método KiVa por distintas investigaciones.
¿No te pasa que a veces cuesta entender que en otros sitios las cosas se estén haciendo bien y que aquí parece que nos resistimos a seguir ese camino? Sería tan fácil como seguir los pasos de aquellos que ya han demostrado que hay formas adecuadas de hacer las cosas.
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