Vamos esta semana con un nuevo trastorno mental completamente inventado. A tu juicio está decidir si te es útil o no. Ya sabes que es una clasificación de enfermedades mental carente por completo de rigor científico, sacadas directamente de nuestra cabeza a tu ordenador. Con esta ya llevamos 10 y todavía nos quedan unos cuantos trastornos en el tintero, porque ya sabes que en esto de inventarse enfermedades, imaginación al poder es lo único que nos hace falta.
Esta vez vamos a hablar de un trastorno que a simple vista, parece que no lo es tal, porque la persona que lo padece dice siempre que está bien y que no tiene ningún problema…que el problema lo tienen los demás, especialmente sus familiares más próximos.
El Trastornos por Ocultación de Debilidad (TOD a partir de ahora) se caracteriza porque la persona que lo padece es incapaz de admitir cualquier tipo de sufrimiento personal. Cuando tienes delante a alguien con TOD, te dirá que se encuentra bien y que, por muchas desgracias que haya a su alrededor, nada parece afectarle.
Los criterios diagnósticos del TOD son:
A. Se tienen que cumplir al menos 3 de estos síntomas durante por lo menos dos meses consecutivos:
- Falta de sentido del humor.
- Irritabilidad.
- Trastorno del habla: discurso cargado de consejos (“tú lo que tienes que hacer es…”).
- Síntomatología psicosomática: alopecia, tensión alta, dermatitis, etc.
- Habilidad especial para ver los defectos en los demás.
B. Además, tiene que presentar una incapacidad manifiesta para ver cualquier defecto o signo de debilidad o sufrimiento en sí mismo.
C. Su conducta está provocando sufrimiento en su entorno más próximo.
A nivel de prevalencia, este trastorno es más frecuente entre los hombres occidentales de mediana edad, aunque no es exclusivo. De hecho, se deriva de la creencia de que los hombres no lloran pero llevada al extremo (ni lloran, ni padecen).
Es un trastorno especialmente grave para los familiares de los afectados ya que se ven sometidos a un machaque constante por parte del paciente, que es muy habilidoso para ver “la paja en el ojo ajeno”, como se dice vulgarmente.
El tratamiento es complicado ya que no son pacientes que acudan a consulta por voluntad propia y a falta de una ley que nos permita la psicoterapia involuntaria, sólo nos queda intentar tratarlos cuando acuden en calidad de acompañante.
De hecho es muy frecuente que sean ellos mismos los que pidan cita para algún familiar, puesto que su habilidad para detectar defectos ajenos es tal, que les permite tomar la iniciativa en ese sentido y solicitar ayuda…para otros.
Es en esos momentos cuando hay que aprovechar e intentar reconducir la terapia hacia ellos, porque son los verdaderos afectados por una enfermedad. El familiar, puede estar sufriendo simplemente para conseguir que el paciente acuda a consulta con él.
En cambio, es habitual ver a los pacientes de TOD acudir al médico de cabecera debido a los síntomas psicosomáticos. Es pues, responsabilidad del médico de turno detectar este tipo de trastorno y derivarlo a Salud Mental cuanto antes, para que pueda ser tratado de manera adecuada y evitar así más sufrimiento a la familia y así mismo.
Porque es así, el paciente con TOD también sufre aunque lo niegue una y otra vez. De hecho, cuanto más lo niegue, más sufre ya que el negarlo es la prueba misma de que está aquejado del trastorno por ocultación de identidad.
Hasta aquí la psicopatología de hoy, ya sabes que si quieres leer más sobre ellas, puedes hacer click aquí.
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