Hace años hice una sustitución en la Unidad de Salud Mental de Cádiz, un mes nada más. El caso es que acudió un paciente a primera consulta diciendo que en realidad ya se encontraba mucho mejor pero que no anuló la cita porque le sabía mal descuadrar la agenda así que me contó su problema y cómo lo había solucionado.

Por supuesto, le escuché encantada, cubrí la historia clínica y le di el alta.

En realidad, lo que me sorprendió no fue que mejorase sino que se presentase a contármelo. La impresión general que tenía yo en aquella época es que la gente faltaba mucho a las citas, sobre todo si se demoraban demasiado en el tiempo. Yo entendía que o bien mejoraban por su cuenta o que ya habían iniciado un tratamiento en otro lado que les pudiese atender antes.

Aunque parezca increíble, las personas solucionamos los problemas sin ayuda.

Cuando la persona nota mejorías desde que pide cita hasta que acude a consulta, lo llamamos cambio pretratamiento. En el ejemplo de antes, el cambio fue extremo, hasta el punto de que ya no sentía la necesidad de acudir a un profesional. Sin embargo lo habitual es que, si existe algún tipo de cambio, sea de menor magnitud (aunque no por ello menos importante).

¿Por qué es importante explorar el cambio pretratamiento?

Lo cierto es que en la consulta privada cada vez exploramos menos esta cuestión porque el tiempo que pasa entre que una persona pide cita y que acude a sesión es menor (menos de una semana por norma general). Por eso, las probabilidades de que se haya producido un cambio son menores.

Sin embargo, somos conscientes de que conocer si ha habido cambios nos puede dar una clave importante de por dónde tirar durante la sesión. Nos informa de excepciones que han ocurrido, de capacidades de los pacientes para el cambio y de las herramientas que tienen para hacerle frente a los problemas.

Si ha habido cambios, es útil prescribir una tarea del tipo “hágalo más”. Al fin y al cabo, una solución que haya encontrado el paciente será mucho mejor que cualquiera que le podamos decir nosotras.

Recuerda que el paciente es el mayor experto en sí mismo que hay.

¿Por qué se produce el cambio pretratamiento?

Una vez acudió a consulta una chica porque se encontraba muy deprimida. Como habían coincidido nuestras vacaciones por el medio, pasaron unas tres semanas desde que llamó hasta la primera cita. Le preguntamos si en ese tiempo había notado alguna mejoría y nos dijo que sí, que por las mañanas se sentía algo más animada. Nos contó que como sabía que por fin la íbamos a ayudar, se sentía mejor y con más fuerzas de hacer cosas.

A veces sólo la expectativa de obtener ayuda hacer que la gente cambie por sí misma.

En otra ocasión acudieron unos padres por un problema de enuresis con su hijo. Por unas cuestiones de agenda tampoco los pudimos atender con la brevedad habitual así que retomamos la pregunta del cambio pretratamiento. Nos dijeron que su hijo continuaba haciéndose pis en la cama la mayoría de las noches pero que por el día lo notaban más contento. Explorando un poco se dieron cuenta de que ellos también habían cambiado: como iban a acudir a un profesional que les ayudase, dejaron de intentar solucionar el problema, así que pasaban más del tema cuando veían las sábanas mojadas.

Como ves, no es una mejoría absoluta pero sí un avance que merece la pena resaltar.

El cambio pretratamiento se produce sobre todo por dos motivos: por las expectativas de solucionar el problema y porque la gente se atreve a enfrentarse a su problema de manera diferente, con la seguridad de que va a tener a alguien que le indique el camino.

Bueno, también puede ser el factor casualidad haciendo de las suyas, pero eso ya es otra historia.