4 errores en la terapia con adolescentes

Psicoterapia

Si ya una terapia individual es compleja, cuando se trata de una familiar, la dificultad aumenta, y, si hay adolescentes de por medio,  la cosa ya es para amantes del riesgo.

No es que los adolescentes sean personas frágiles e inestables, no los conozco a todos como para poder afirmar algo así (de hecho conozco a adolescentes que son todo lo contario). Lo que ocurre es que la terapia familiar con adolescentes tiene una serie de particularidades que hay que tener en cuenta, por ejemplo:

  • ¿Entra sólo en la consulta o todos juntos?
  • ¿Es necesario que venga si no quiere acudir?
  • ¿Hay que trabajar con los padres o sólo con el menor?

Cada pregunta tendrá una respuesta según cada caso en concreto. No me gusta nada generalizar pero lo que sí es cierto es que hay una serie de errores que es mejor no cometer cuando tenemos a un adolescente delante en consulta.

Lo que hay que hacer no está tan claro porque depende de cada caso pero para decir lo que NO hay que hacer sí nos podemos permitir un poco de generalización.

Dar por sentado que quiere acudir a consulta

Cuando estuve en Roma, tuve la suerte de ver muchas terapias familiares. Cuando había algún adolescente de por medio, siempre empezaban preguntándole algo así como “¿vienes o te traen?”. Es decir, si está en consulta por voluntad propia o si lo han traído obligado a terapia.

Es cierto que hay gente que dice que si un adolescente está en terapia es porque en el fondo quiere estar aunque lo niegue pero yo no estoy del todo de acuerdo.

No sé si en el fondo quiere estar o no, lo que a mí me interesa es saber la respuesta a la pregunta de si viene obligado. Me parece importante reconocerle su derecho a no estar en consulta si no quiere (aunque en el fondo quiera estar, esto no lo voy a saber si no me lo dice, sólo podría suponerlo y es un error dar por sentado esto).

“Bueno, ya que estás aquí…¿por qué no hablamos un rato?”

Imagínate que te pilla un chaparrón tremendo en la calle y para refugiarte te metes en una tienda de mascotas. El dependiente ve claramente que estás allí por la lluvia pero te dice: “bueno, ya que estás aquí ¿por qué no compras algo?”. Por supuesto, tú no tienes mascotas ni te interesa tener una, ¿qué responderías a eso? ¿Qué opinión tendrías del vendedor en cuestión?

Pues lo mismo ocurre con esta frase si la dices en consulta a un/a adolescente que no quiere estar ahí contigo: ¿qué crees que te va a contestar? “Oh, vale, es cierto, ya que estoy aquí obligado voy a colaborar alegremente contigo para que mis padres, con los que estoy en guerra, se queden contentos y tranquilos.”

Dar por sentado que tiene los mismos objetivos que sus padres

Tal vez el adolescente quiera venir a consulta pero puede que no sea por el mismo motivo por el cual sus padres quieren acudir.

No tener esto en cuenta puede ser un gran error porque nos pondríamos a trabajar con unos objetivos que no son válidos para él o ella.

Por ejemplo, imagina que unos padres acuden porque su hijo ha suspendido ocho asignaturas y ellos ya no saben qué hacer para que estudie. El objetivo de los padres es que su hijo apruebe todas y pase de curso, pero ¿el del hijo es el mismo? ¿su objetivo es aprobar todo? ¿quiere estudiar? No lo sabemos si no se lo preguntamos y damos por sentado que quiere lo mismo que sus padres.

Sermonear

Algunos padres vienen para que nosotras le digamos a sus hijos lo que tienen que hacer, y eso jamás lo hacemos a no ser que tenga un sentido terapéutico muy concreto (raras veces un sermón suele tener un sentido terapéutico).

No tiene ninguna razón de ser el discurso de “pero  no te das cuenta que con lo que estás haciendo estás echando a perder tu vida y bla, bla, bla” No al menos en una primera sesión, sin tener ningún tipo de alianza con el menor.

No somos curas ni jueces, eso ya lo explicamos en este post sobre lo que un psicólogo NO va a hacer por ti.  No queremos repetir el mismo intento de solución que han repetido sus padres y que no ha funcionado. Si acuden a consulta será para intentar algo diferente.

Hasta aquí los cuatro errores de la terapia con adolescentes. Si estás buscando un psicólogo para tu hijo en A Coruña, puedes ponerte en contacto con nosotras haciendo click aquí.

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